¿Puede la robótica ayudarnos para enfrentar los problemas que presentan los residuos que generamos cotidianamente?
Parece que si. La empresa finlandesa ZenRobotics ha diseñado y
construido un robot capaz de identificar los residuos que avanzan sobre
una cinta transportadora, clasificándolos según su tipo y
depositándolos en recipientes separados. En este momento, el robot
presenta una efectividad cercana al 50%, cifra que puede sonar poco
impresionante pero que es enormemente mayor a lo que hacemos en la
actualidad: no reciclamos prácticamente nada.
ZenRobotics
Recycler es un sistema robótico de clasificación de residuos.
Construido con componentes robóticos industriales estándar, el sistema
utiliza aprendizaje automático para separar las materias primas de los
residuos. ZenRobotics Recycler está diseñado para residuos comerciales e
industriales (CI), residuos sólidos municipales (RSM), y residuos de la
construcción (RCD).
La humanidad genera miles de millones de toneladas de basura cada
día. En esa montaña de desperdicios, escondido entre cientos de
materiales contaminantes y tóxicos, se esconde una verdadera fortuna en
elementos que pueden reciclarse. Para que los tóxicos no contaminen el
agua o la tierra y los materiales útiles puedan ser aprovechados se
necesita clasificar la basura, algo que en este momento muy pocos países
siquiera intentan. Este es un problema que se puede abordar de dos
maneras. Lo mas simple sería que cada persona o empresa clasifique sus
propios residuos, utilizando diferentes contenedores, de forma que la
empresa que los recolecta disponga de ellos de la forma que corresponda.
Lamentablemente, este enfoque se ha intentado en varias
ciudades pero la gente no termina de comprender la importancia de
clasificar su basura, y todo termina mezclado en el mismo sitio.
La segunda forma de reciclar requiere de una clasificación posterior de
los residuos. Y aquí es donde el robot creado por la finlandesa
ZenRobotics puede ayudarnos.
El aparato de ZenRobotics es capaz de clasificar los desperdicios que
se desplazan sobre una cinta transportadora. El autómata, que tiene un
aspecto muy convencional y es casi indistinguible de cualquier brazo
robótico utilizado en la industria, tiene una “efectividad” de
aproximadamente un 50%. Cada vez que detecta un material “interesante”
sobre la cinta, lo toma con su pinza y lo coloca en el recipiente
adecuado. Su programación le permite reconocer desperdicios
potencialmente peligrosos que no pueden disponerse junto a residuos
orgánicos y también los que pueden ser reciclados, como los plásticos o
los metales.
Se puede argumentar que un cincuenta por ciento de efectividad es un
valor demasiado bajo, al fin y al cabo, cualquier humano sin
entrenamiento previo seguramente tendría un mejor desempeño que este
robot. Sin embargo, se trata de una tarea peligrosa y que nadie querría hacer,
mientras que un robot puede trabajar 24 horas al día, los siete días de
la semana, sin protestar ni lastimarse. Además, un 50% es un porcentaje
mucho mejor que el casi 0% que reciclamos hoy.
El robot, que aun no tiene un nombre comercial, es capaz de
realizar el trabajo gracias a la incorporación de un detector de
metales, un sensor de peso y un espectrómetro. El software que
comanda el brazo robótico es capaz de interpretar los datos recogidos
por esos instrumentos y dirigir la pinza de su extremo hacia el material
en cuestión. La efectividad del aparato puede mejorarse, ya que su
diseño contempla la incorporación de nuevos sensores capaces de detectar
otros materiales.
En este momento, el robot es muy bueno detectando principalmente
varios tipos de plásticos, diferentes metales, trozos de concreto y
piezas de madera. Esperemos que pueda mejorar sus sentidos robóticos y
comercializarse a un precio lo suficientemente bajo como para que -algún
día- sea adoptado en todo el mundo.
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Fuente: NEOTEO abc
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